Entre platicas de compadres y adultos, siempre sale un punto que me gusta compartir y algunas personas concuerdan; el comprar un BUEN colchón es una gran inversión a mediano plazo.

Tipicamente pasamos 1/3 del día, algunos más, o menos, en el dulce abrazo de la almohada, y estár en un buen colchón lo hace un poco más ameno y un toque de adictivo.

Estár enfermo también nos obliga de cierta forma a pasar más tiempo con nuestro suave compañero, pero sea cual sea la razón para pasar tiempo de más en el descanso, termino sintiendo un poco de miedo después de una larga sesión.

Desde mi compra, me es muy fácil volver a dormir como si nada. Sin ningun problema, solo bpfff, de vuelta al sueño. Cosa que parece buena pero no lo es acoplado con mi dificultad para comenzar a dormir en primer lugar. Pero me resulta muy sencillo continuar un sueño en progreso solo volviendo a enterrar la cara en el colchón, he ido a grandes longitudes con ello y es un placer culposo mio.

Este patrón de sueño a veces es desorientante, si lo juntamos con mis horas de sueño, pero me permite recordar sueños de una manera más clara, como si entre recesos se guardara en memoria. Todo esto me llegó a recordar un manga de Junji Ito, titulada Long Dream (Nagai Yume - 長い夢), en la que un paciente es admitido a un hospital reportando ciclos de sueño cada vez más largos en su mente. Lo que son minutos en nuestra realidad pasa en dias, semanas o meses en su mente.

A veces me pregunto hasta donde llegaría si me entrego completamente a usar esta ¿habilidad?, porque de verdad me gusta soñar, pero la mayoría de las veces resulta una carga nostálgica y emocional innecesaria al despertar.

Si llegara al limite, definitivamente imagino algo como esto.